Seguro que en más de una ocasión os ha sorprendido que a la hora de pedir una tapa en un bar os hayan servido un pincho y viceversa. Aunque muchas veces tenemos claro en nuestra mente cuál es la diferencia entre ambas, es habitual que en los pequeños locales de restauración se confunda la diferencia entre ambas.
Origen de ambos
Originalmente los pinchos reciben su nombre del palillo que se emplea para sujetar una pequeña ración de comida a una rebanada de pan. Este tipo de comida surge en la región de Donostia (País Vasco) durante los años 30 y se empleaban para adornar los mostradores de los bares y atraer así un mayor número de clientela.
Mientras, el origen de las tapas lo encontramos mucho más atrás en el tiempo. Una de las teorías más aceptadas sobre su origen se remonta a la época del rey Alfonso X “El sabio”, a quien los médicos habían recomendado beber varias copas de vino al día por motivos médicos.
Este, para no ser presa de los efectos del alcohol no deseados, hacía a sus sirvientes que acompañaran la toma de cada unas de las copas de vino junto con una pequeña porción de comida, Más tarde, el rey dispuso que fuera obligatorio acompañar las bebidas en las tabernas junto a un trozo de jamón, chorizo o queso, que se serviría “tapando” las copas para evitar que entrara en contacto con la suciedad o el polvo, de ahí su nombre.
¿Qué diferencia a una tapa de un pincho?
Una vez esclarecido el origen de ambos aperitivos podemos decir que la diferencia entre las tapas y lo pinchos reside en:
-En los pinchos existe siempre un ingrediente obligatorio: el pan.
-Las tapas suelen ser gratis mientras que los pinchos son acompañamientos que se pagan a parte.
-Los pinchos suelen ser más elaborados. En el caso de las tapas, estás pueden ser tan sencillas como unas almendras o aceitunas.